Gran Creador, Pequeño Creador: El Shabat, Parte 2
por Rav David Forhman
El descanso es mucho más que la ausencia de trabajo.
por Rav David Forhman
El descanso es mucho más que la ausencia de trabajo.
Este es el segundo artículo en una serie de tres partes sobre el concepto
de Shabat.
Anteriormente, observamos que el
Shabat no parece conmemorar específicamente la creación del Universo a manos de
Dios, sino Su "descanso" de esa creación. Preguntamos, ¿por qué el
descanso es digno de celebración? ¿Por qué es el "descanso" una razón
para hacer un día santo para siempre?
La pregunta es aún más fuerte cuando recordamos que Dios consideraba el
Shabat especial mucho antes de que hubiera alguna nación en existencia para
celebrarlo. De acuerdo a los versículos en Génesis capítulo 2, Dios bendijo
e hizo al Shabat santo inmediatamente después de crear el universo. Él
compartió ese día con nosotros siglos mas tarde, cuando la Torá fue entregada, dejándonos
participar de Su secreto especial. Así, el Shabat no fue creado por Dios para
el beneficio del pueblo – eso solamente ocurrió después. Más bien, esta
"isla en el tiempo" fue diseñada por el Creador "para Sí
mismo", por así decirlo.
¿Por qué estaría el Creador tan personalmente comprometido con Su propio
día de descanso?
¿Qué Estaba Haciendo Dios Exactamente en Ese Séptimo Día?
Podemos encontrar una pista en el primer texto Bíblico que nos introduce a
la idea de Shabat, en donde uno de los versículos parece contradecirse a sí
mismo…
Y Dios concluyó en el Séptimo Día el
trabajo que Él había hecho, y Él descansó en el Séptimo Día de todo el trabajo
que Él había hecho (Génesis, 2:2).
Quizás notaste la dificultad: ¿Qué hizo Dios
exactamente en el Séptimo Día? ¿Descansó o trabajó? La respuesta parece depender de en que parte del versículo te enfoques.
La primera parte del versículo nos dice que "Dios terminó en el Séptimo Día el trabajo que Él había hecho". Esto parece sugerir que Dios hizo algún tipo de trabajo en el Séptimo Día. Él completó Sus esfuerzos en ese día.
Pero luego el versículo continúa diciendo que "Dios descansó en el Séptimo Día de todo el trabajo que Él había
hecho". Esta segunda frase parece decirnos que Dios no estaba trabajando en el Séptimo
Día. Por el contrario, Él "descansó de todo Su trabajo" en este día.
¿Entonces cuál es la respuesta correcta? ¿Dios descansó de todo Su trabajo
en el séptimo día, o Él creó algo ese día?
La Respuesta de Rashi
Resulta ser, que no somos los primeros en encontrarnos con esta pregunta.
De hecho Rashi, abuelo de los comentaristas Bíblicos, se refiere a ella. Rashi
da dos posibles respuestas al problema.
Una respuesta que sugiere Rashi es que quizás Dios terminó de crear el
mundo en el preciso instante en que concluyó el sexto día y el séptimo día
comenzó. De esa forma, Él habría "terminado" de crear "en el
séptimo día" – es decir, en el instante en que el día comenzó – pero aún
así descansó durante la totalidad de ese día.
Esa es la primera respuesta de Rashi. Pero él da también una segunda
respuesta, una solución que no requiere que hilemos tan fino sobre el tiempo
entre el sexto y el séptimo día.
La segunda respuesta de Rashi sugiere que la contradicción es solamente una
ilusión. Rashi argumenta que Dios en realidad creó algo el séptimo día, y
simultáneamente, Él estaba en completo descanso en ese día. Suena como una
contradicción – pero no lo es. Porque la cosa que Dios creó en el Séptimo Día,
dice Rashi, fue el "descanso" mismo. El "descanso" fue
traído a existencia en el Shabat.
Ahora, esta respuesta seguramente parece ingeniosa: nos permite ver como
Dios podría descansar y crear al mismo tiempo. Pero la respuesta huele un poco
a juego de palabras. ¿Qué significa que Dios "creó" el descanso? ¿Es
el "descanso" algo que necesita ser creado? ¿Por qué no es algo que
simplemente ocurre?
A modo de analogía, piensa en la oscuridad. ¿Necesitaría la oscuridad ser
creada? No. La luz necesitaría ser creada, pero no la oscuridad. La oscuridad
es simplemente la ausencia de luz. Si quieres que esté oscuro, tan sólo apaga
la luz.
Similarmente, uno podría objetar: ¿Por qué Dios tiene que crear el
descanso? El descanso es tan sólo la ausencia de trabajo. Si Dios quería
descanso, todo lo que tendría que hacer es dejar de trabajar. ¿Cierto?
Incorrecto.
Rashi está sugiriéndonos que existe tal cosa como el "descanso que
necesita ser creado". Es un tipo de descanso que es diferente al descanso
que experimentamos usualmente – la mera ausencia de trabajo. Es un descanso que
no es solamente un fenómeno negativo, sino uno positivo. No es una ausencia,
sino una presencia.
Entendiendo el Descanso al Entender el "Trabajo"
Para entender mejor esta elusiva noción del descanso de Dios, debemos
reflexionar por un momento en la naturaleza del "trabajo" de Dios. Si
podemos entender con mayor claridad lo que estaba haciendo Dios durante esos
primeros seis días, podremos entender mejor lo que significa decir que Él
"descansó" de su actividad en el séptimo.
El término técnico que la ley judía le asigna al "trabajo" en
Shabat es "melajá". La palabra fue tomada
de Génesis capítulo 2, y describe el "trabajo" que Dios estaba
realizando mientras creaba el mundo. El trabajo que nos abstenemos de realizar
en Shabat corresponde fundamentalmente al trabajo que Dios se abstuvo de
realizar en el Shabat original.
La verdad es que "trabajo" es probablemente la palabra incorrecta
en este contexto. El término trabajo en español trae a nuestra mente imágenes
de “sudor” y “dificultades” – imágenes que obviamente tienen poco que ver con
la creación Divina del Universo (¿Cuán difícil es para un Dios todopoderoso crear un mundo?).
El idioma hebreo sin embargo, tiene más de una palabra para “trabajo”. Melajá es una palabra más
específica, y es diferente de la otra palabra más común para trabajo en hebreo, avodá. La ultima palabra, avodá, indica un tipo de
trabajo más mundano y corriente. Sugiere el tipo de trabajo que requiere
esfuerzo y que te cansa. Melajá, por otro lado, trae a
la mente algo completamente distinto.
La Torá clasifica 39 actos básicos como melajá. Con la posible excepción de uno de ellos (cargar), el común denominador
de los 39 – desde escribir a hornear, desde teñir a tejer, desde arar a
construir – es la idea de transformación; de tomar una cierta sustancia
presente en el mundo, transformarla, y llevarla a un estado más alto y más
desarrollado, a través de la intervención conciente de un agente inteligente.
Cuando horneo algo, tomo simples ingredientes crudos y los convierto en una
torta. Cuando tejo algo, tomo simples hilos y creo una capa. Estoy
transformando el mundo a mí alrededor, moldeándolo para que se adapte a mi
voluntad.
Fue este tipo de "trabajo" el que Dios realizó durante la mayoría
de los seis días de la Creación.
Piénsalo. En el primer momento de Génesis, Dios creó "algo de la
nada". Primero había “nada”; luego, repentinamente, había “algo”.
De ahí en adelante, Él hizo principalmente otra cosa. Él tomó aquello que
existía, y lo transformó en algo más complejo y sofisticado. Él tomó electrones
y protones y los transformó en átomos de hidrógeno. O tomó agua, e hizo que
especies marinas surgieran de ella (Génesis 1:20). O tomó tierra, y creó a
partir de ella el cuerpo de un ser humano (2:7). Dios estaba realizando melajot – el tipo de cosa que
haces cuando quieres crear un mundo.
Trabajo Transformativo
Entender la naturaleza de melajá ayuda a explicar la forma peculiar en que observamos el Shabat. ¿Por qué un
judío puede arrastrar una pesada mesa a través de una habitación y sudar como
un animal, pero no puede accionar un interruptor?
Cuando Dios creó el mundo, Su actividad tenía muy poco en común con
arrastrar una pesada mesa por toda la casa. Pero tenía todo que ver con
encender el filamento dentro de una bombilla.
Arrastrar una mesa es solamente mover las cosas de lugar. No es
"transformativo" de ninguna forma. Encender el filamento, sin embargo
– por más rutinario que parezca – es un acto de melajá, uno en el cual el hombre resueltamente transforma las cosas a su
alrededor para que se adapten a sus necesidades. Cada vez que el hombre
enciende fuego, ara, teje – sin importar cuan fácil y rutinariamente lo hace –
él domina el mundo a su alrededor y lo moldea para adecuarse a su deseo de una
forma que los animales nunca podrán hacer. De hecho, uno podría incluso
argumentar: mientras más rutinariamente el hombre realice estas acciones, más
se evidencia su soberanía. Cuando el hombre toma el material crudo del mundo a
su alrededor y lo moldea – lo lleva a estados mayores de ser de acuerdo a su
voluntad – él imita a su Creador – el Ser que trajo el universo a existencia a
través de una serie de actos tipo "melajá".
Dios se abstuvo de la melajá en el Séptimo Día. Y Él consideró el "descanso" que remplazó la melajá como el máximo
significado de Su creación.
El Descanso De Un Ser Todopoderoso
Habíamos preguntado antes: ¿Por qué un Dios todopoderoso necesita descansar
después de crear el mundo? ¿Acaso estaba cansado?
Yo creo que ahora estamos en posición de responder también esta pregunta.
Si la actividad de Dios durante seis días hubiese estado compuesta de mera avodá – llámese labor física –
entonces sí, hubiese parecido extraño que el Dios todopoderoso
"necesitara" descansar en el séptimo día. Pero Dios no estaba
realizando avodá. Él estaba realizando melajá. Su actividad durante esos seis días no estaba definida por esfuerzo sino
por creatividad. Y la creatividad demanda un tipo totalmente diferente de
descanso.
Para explicar: el descanso siempre provee un complemento para el trabajo.
Pero los diferentes tipos de trabajo requieren diferentes tipos de descanso. El
esfuerzo requiere un tipo de descanso que llamamos relajación; la ausencia de
esfuerzo nos ayuda a refrescarnos. Pero el complemento de la creatividad no es
un tipo de ausencia similar. El complemento de la creatividad es, quizás, el
misterioso fenómeno del que hablamos antes – esa cosa que llamamos
"descanso positivo".
Creatividad es una palabra poderosa. “Creación” parece ser tan
autosuficiente. ¿Qué más necesita un creador aparte de crear? Pero la
creatividad sí necesita algo más para estar completa. Necesita el Shabat. Porque en
realidad, la creatividad es solamente un medio para un fin. La creatividad se
trata de traer algo a la existencia. Pero eso no es una meta final. La meta
final de la creatividad es "ser" ella misma.
"Descanso positivo" no es algo a lo que estamos acostumbrados.
Parece ajeno a nosotros. Y quizás, después de todo, es natural – porque
vivimos, por así decirlo, en un mundo de cambio, en un mundo de
"transformar". En nuestro mundo, melajá – cambiar cosas,
construirlas, hacer el mundo más sofisticado – es lo más importante. Para
entender el "descanso positivo" en todo su esplendor, debemos
trascender este mundo e intentar percibir como sería la vida en un mundo no de "transformar"
sino de "ser".
El judaísmo tiene una palabra para un mundo de "ser". Es llamado:
El Mundo Venidero.
Exploraremos las conexiones entre el Shabat y este misterioso Mundo
Venidero en nuestro artículo
final.
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